martes, octubre 24, 2006

Información general


Ayer lunes fui invitado como ponente a las Terceras Jornadas La Historia del Cine en Zaragoza, para reratar la figura y la obra del (casi) desconocido cineasta José Luis Gonzalvo Monterde. Al poco de llegar, el coordinador de las Jornadas me comunicó los dos errores que Heraldo y Periódico de Aragón habían cometido con la sesión de ese día: uno, me ponía como director de la película que acompañaba a la charla, “Ley de raza”; el otro, aseguraba que el homenajeado era el turolense Ángel Gonzalvo, para estupor de amigos y compañeros del falso difunto que advirtió de su estado vital a cada interlocutor telefónico que había marcado su número para ceciorsarse de tan ténebre noticia. Y yo me pregunto: ¿la agenda cultural de los diarios es un simple trámite hacia el que los redactores muestran desinterés? ¿Era el homenajeado tan poco importante o, acaso, el homenajeador tan poco interesante? ¿Unas jornadas de cine sin estrellas no llaman a contrastar la información ni merecen ser cubiertas con ganas? Es una simple anécdota, incluso graciosa, que quería compartir con vosotros. Las preguntas que la culminan sólo evidencian que cada día me vuelvo más borde y rencoroso…

sábado, octubre 21, 2006

“CO”


Llega pisando fuerte el moreno; con su novia “Jenny”, la rubia de bote. Pisa cada escalón como si le fuera en ello la vida y, para asegurarse, se va a buscar palomitas y baja y sube de nuevo marcando el paso legionario con sus deportivas a la moda. Empieza la película y aguanta diez minutos en silencio: como no le gusta lo que proyectan –no le culpo, porque es un rollo-, comienza a hablarle a la pibita durante el resto de la sesión. No son comentarios en voz baja, cada cinco o diez minutos, sino una charla en toda regla, a tono medio, desde ese momento y hasta después de empezado el rodillo de créditos finales. Le gusta tanto hablar que chistarle, llamarle la atención o cagarse en su santa madre le trae al pairo, porque sabe que su chica se pone mojada imaginándose la reina del local que domina su novio con chulería barriobajera. Y ya no sabes qué decirle: ¿que se ha equivocado de sala y que ahí no pasan “Yo soy la Juani”? ¿Qué lo correcto no es darle a la lengua sino metérsela a su Juani hasta el garganchón? Da igual: quien no para de hablar en el cine a sabiendas de que molesta es un maleducado disfuncional que se comporta con igual descaro en otras facetas de la vida cotidiana. A esa gente ya no se la puede recuperar; y a las gachises que les animan menos. En veinte años, él acabará en el trullo por maltrato; ella, en una esquina espantando zagales más descarados de lo que fue esa pareja de impresentables que me jodió bien la tarde de ayer. Y, encima, ella ni siquiera tenía medio lefazo…

martes, octubre 10, 2006

Cuerpo serrano


¡Vaya nochecita! Ya se lo dije ayer a mi admiradora admirada (nunca sabes quién va a leerte; cuando ese invento parecía caldo de cultivo para la endogamia, aparece alguien con más cabeza, vocabulario y misterio que todos nosotros juntos, muchachos): “me he dejado el melocotón a medias; se me está atragantando”. No debí de volver a acabármerlo: noche de retortijones y cagaleras. Me dio tiempo a leerme varias páginas del principio del libro de Alicia Giménez Bartlett que tengo entre manos, cama arriba y patas abajo… Pero no todo es malo: descomponiéndome y acordándome del puñetero melocotón, el súper, el camionero, el recolector, el terrateniente, la semilla y la Naturaleza misma de entre los que lo pusieron en mi boca, me percato de que el habitual dolor de espalda que me acompaña desde la noche de los tiempos ha desaparecido desde la noche del domingo. Y todo gracias a un masajito (en un principio iba a ser erótico, pero resulta que a la chica se le dada bien descontracturar más arriba) que ahora me permite hasta a agacharme si he de recoger del suelo la dentadura de una dulce ancianita que me pide ayuda para recuperarla, por poner un fantasioso ejemplo.

Total: fiesta a las tres de la madrugada. En los intermedios, me pongo a bajar recopilatorios de Ike & Tina y Sonny & Cher; algo de Animalario, un mediometraje freak y un clásico de mi adolescencia: “Running scared”. En las otras mitades que componen mi patética odisea, leo mientras escucho de fondo los lejanos acordes de los conciertos fiesteros y me solidarizo con los que viven cerca de interpeñas y otros recintos similares. Donde los masajes ya he oído a varios maquineros con el “chunda-chunda” a todo trapo parándose en el semáforo (al menos se paran) a las tropecientas de la madrugada. Yo, aún espero mi ración de insolaridad cuando el Rosario de la Aurora versión “radio-edit”. Por cierto, del gallo de los peruanos nunca más se supo: ¿se lo habrán trapiñado?

Como estoy lanzado, acabo este post de vida personal (y van…) con un párrafo sobre dos programas de televisión que me han dejado buen sabor de boca: “Iconoclasts: Redford on Newman”, que está redifusionando Digital “Pus” y que enfrenta a los dos grandes (y) amigos hablando de sus vidas y sus carreras, no como dos vejetes contando batallitas sino a dos apasionados vitalistas en la (larga, espero) recta final de sus existencias. La otra recomendación es ir a la mula a por el quinto episodio de la cuarta temporada de “A dos metros bajo tierra”; no las pasaba tan canutas con una historia incómoda desde que vi por vez primera “Deliverance”. Besitos a todos.

PS: ya ves, Elena, que yo también (ab)uso muchos paréntesis…

domingo, octubre 08, 2006

Pequeño diario fiestero


A pesar de acostarme pasadas las cinco de la madrugada, me levanto como una rosa a las diez del domingo (virtudes de saber qué, cuánto y cómo beber, adquiridas con la experiencia que acumula uno con los años). Compro la prensa, me detengo a charlar con Joaquina, la vendedora de dulces (que va como una loca con las frutas de Aragón) y me tropiezo, “¡ahivadios!”, con mogollón de gente. Ya lo discutíamos anoche mi amigo Pi y yo (además de filosofar sobre la evolución de la especie humana, la influencia geométrica de la ciencia en la sociedad y las causas endógenas y exógenas que nos llevan a necesitar una pareja sexual/sentimental; ¡lo juro!): la gente sólo toma la calle en pilares y navidad, y el resto del año vuelven al zulo (50, 90, 120 m2); hay que dejarse ver como manda la tradición provinciana que apesta Zaragoza. César Augusto está tomado por los gigantes y cabezudos y los niños corren ante ellos al grito poco respetuoso de “¡maricón, maricón!”. Decido irme al rastro y acabo comprándome tres películas por dos euros: una hacía tiempo que quería tenerla, otra verla y la tercera me arriesgo porque sus actrices me gustan mucho. Vuelvo a casa y me digo: “voy a colgar un post”. Me pongo una cervecita, 100 gramos de aperitivo japonés… y en eso estamos.

sábado, octubre 07, 2006

Mucha, mucha, policía


Salgo del Palacio de Sástago (su última exposición de pinturas religiosas del siglo XVII me deja indiferente) y recalo ante una concentración “nazionalista” en las escaleras de la DPZ. Un puñado de muchach@s despliegan una bandera aragonesa y protestan por los recortes de nuestro Estatuto. Me encuentro con Zalba Jr., antiguo compañero de la tele, que está de cámara (una muy chula, por cierto) de la TV autonómica, en el momento en el que llega la policía nacional a pedir la documentación. Lo que son las cosas: a mí eso me parece lo más destacable de un acto en el que un grupillo de chavales que se creen revolucionarios (no sé si envidiarles por ello), que no saben ni protestar (el portavoz apenas sabe usar el megáfono y tiene que leer un pequeño discurso en sustitución de su falto talento de la oratoria) y que van a sentirse importantes (y a ligar, según dice un amigo de la locutora que acompañaba a mi conocido), se tropiezan con la desconfianza hacia las fuerzas (represoras) del Orden establecido y se les remueve el gusanillo tripero cuando ven anotar sus DNI en un bloc. Los polis, por cierto, parecían algo perdidos, con sus monos de “tropas de asalto”. A la locutora, si no llegan a cincuenta los congregados, le parece un bluff. A Zalba, ni le va ni le viene, y graba lo que le dicen. Yo de cháchara. La becaria de la poli luciendo cola de caballo y culo potente (una entre más de una decena de compañeros; casi había más policía que manifestantes). Al final, llegó mi cita y vi marcharse a la concentración convertida en manifestación gritando “¡AUTONOMÍA”. En castellano eso sí, que la fabla es muy difícil y te olvidas la poca que sabes cuando te toman la filiación. Angelicos…

viernes, octubre 06, 2006

Jodidos Pilares


Un año más, salgo a la calle y me topo con el espíritu maño más irrespetuoso (desde mi particular punto de vista). Camino a casa de un amigo, tropiezo con los altavoces que decoran mi barrio (y mi calle en particular), y al mamarracho de turno haciendo pruebas: “¿se me oye?”. Lo que se va a oír son las jotas full time durante toda la semana (obsequio de la Asociación de Comerciantes del Gancho; yo, compro en Mercadona y que se jodan) y, de madrugada, la misa del Rosario de la Aurora a todo trapo, para los que no pueden acudir a la iglesia de San Pablo (osea: ateos, musulmanes, ortodoxos,… De todo hay en mi barrio, pero no sólo católicos practicantes. De hecho, estos últimos son minoría frente a los NO practicantes). Una semana de cantos regionales y liturgia que se cuelan por la ventana de mi casa y atentan contra mi descanso o concentración si abordo trabajo o estudios (de todo tendré estos días). Y sin posibilidad de protestar. Si a las cinco de la mañana saco los bafles y pongo a todo trapo a John Williams y la Boston Pops para competir con el volumen del cura de mi parroquia… ¿respetarán mis gustos o la poli se me pondrá chula?

PS: para acabarla de fastidiar, el peruano que eyacula precozmente acaba de poner un gallinero en el balcón. Como el gallo me toque los cojones al punto del amanecer, la próxima vez que ligue le voy a corear su mala faena. ¿Será esto un pueblo, me cago en…?

¿Sueñan los policías con realidades virtuales?


Después de la experimental “Waking life”, a Richard Linklater le apetecía otra aventura con el rotoscopio. Ha elegido para ello un texto tan brillante como críptico, un policíaco de corte fantástico escrito por un paranoico genial: “A scanner darkly”, de Philip K. Dick.

Dick dio pie a aventuras oscuras que profetizan, en el escenario de un futuro próximo, la decadencia de una sociedad abocada al control gubernamental y a la consentida pérdida de valores y libertades. Títulos del cine de ciencia ficción moderno como “Blade Runner”, “Desafío total” o “Minority report” le avalan.

Linklater, por su parte es un cineasta desigual. Al contrario que PKD, su talón de Aquiles no es el abuso de estupefacientes ni el disfrute de enfermedades mentales, sino una irritante tendencia a la pedantería. Por ello, y con la salvedad de ese delicioso díptico romántico que, a pesar de su rebuscada verborrea, componen “Antes del atardecer” y “Antes del anochecer”, uno sabe que se va a aburrir en un patio de butacas repleto de culturetas a menos que estrene encargos gamberros como la descocada “Escuela de rock”.

La historia del policía infiltrado entre un grupo de yonquis, cuando las adicciones son consideradas como terrorismo –hoy cualquier disensión es vista como tal por los estados-, y obligado tanto a consumir como a delatarse para mantener la charada, es la de un perverso juego en el que reina la desconfianza, donde todo se criminaliza y la manipulación del individuo es absoluta. El perseguido que intenta aprehender su identidad en un mundo hostil y la mujer que dirige y participa en la traición son arquetipos de la obra dickensiana. El abrumador desconcierto ante las responsabilidades adultas forma parte del corpus autoral de Linklater.

Para acercarse más al delirante universo del novelista, el cineasta dirige a sus actores (encabezados por un Keanu Reeves estigmatizado por su Neo) y luego emplea meses en dibujar, vía informática, sobre los fotogramas para dar la sensación más de un tripi que de una cinta de animación. Y lo que en “Waking life” era una boutade, en esta cinta se transforma en un logro técnico al servicio de la narración. De haberse estrenado en su opción convencional, quizás estaríamos hablando de estimulante cine de género; tal y como nos llega, se trata de una experiencia que nos empatiza… pero lo hace con un desquiciado en un mundo de locos.

miércoles, octubre 04, 2006

Big... HEAD


John Mather y George Smoot son los dos físicos que se han hecho con el Nobel de su profesión en este año. Ambos confirmaron, hace casi cinco lustros (los prestigiosos galardones suecos no se deciden de un día para otro), el origen del Universo a partir de una gran explosión cuyas huellas radiactivas aún pueden medirse. El genio que albergan ambos ha marcado un nuevo paso en el conocimiento de nuestro origen, lo que siempre ayuda a conocernos un poco más y a responder a una de las grandes incógnitas que nos atenazan: ¿de dónde venimos? Por desgracia, parecen confirmar la eterna creencia de que el "cerebrito" es un muchacho raro y desgarbado: Mather como escuálida versión albina de Sammy Davis Jr.; Smoot, más dionisiaco en su figura, luciendo un descarado peluquín. Pero... ¿qué más da?

lunes, octubre 02, 2006

Etimologías

“¿Qué quieres ser de mayor?” El niño dice que quiere cantar, o bailar, o algo de eso que hacen los mayores cuando van hasta el culo de vino: se lo pasan bien, les aplauden y adoran, y a los payos les da por pagar una pasta para verlo, porque si lo llamas Arte ya no es vaguear. Luego, hay que ponerle al niño un nombre hortera a más no poder: de hortaliza, de marisco, de macarra o, ya directamente, de idiota. “Soy un artista”: pego gritos, doy taconazos y soy el puto rey del mundo. Todo quisque perdona mis pecadillos como yonqui, asesino o maltratador. Y el que diga lo contrario es un racista.”

De aquellos apodos que les colgaron madres y amigos queda algo más que el reclamo en el cartel de un teatro: permanece el origen mismo de su pseudónimo. El farruco aprieta el acelerador y se lleva por delante a cualquiera porque le sale de los cojones; el capullo se cabrea cuando le humilla el adulto con el que pretendía encararse y acaba intentando prender fuego a un bebé, hija veintemesina del otro. Si hubiera leído hace días el nombre de CAPULLO DE JEREZ en un programa de conciertos me habría meado de la risa. Ahora, con tan desalmado personaje me cago: lo hago en su puta madre y en el primero que tenga huevos de decir que hizo mal, pero que hay que comprenderle y perdonarle porque es un genio del cante, del arte gitano y de la hostia consagrada…

PS: atentos a las faltas de ortografía del artículo digital de El Periódico