Pequeño diario fiestero
A pesar de acostarme pasadas las cinco de la madrugada, me levanto como una rosa a las diez del domingo (virtudes de saber qué, cuánto y cómo beber, adquiridas con la experiencia que acumula uno con los años). Compro la prensa, me detengo a charlar con Joaquina, la vendedora de dulces (que va como una loca con las frutas de Aragón) y me tropiezo, “¡ahivadios!”, con mogollón de gente. Ya lo discutíamos anoche mi amigo Pi y yo (además de filosofar sobre la evolución de la especie humana, la influencia geométrica de la ciencia en la sociedad y las causas endógenas y exógenas que nos llevan a necesitar una pareja sexual/sentimental; ¡lo juro!): la gente sólo toma la calle en pilares y navidad, y el resto del año vuelven al zulo (50, 90, 120 m2); hay que dejarse ver como manda la tradición provinciana que apesta Zaragoza. César Augusto está tomado por los gigantes y cabezudos y los niños corren ante ellos al grito poco respetuoso de “¡maricón, maricón!”. Decido irme al rastro y acabo comprándome tres películas por dos euros: una hacía tiempo que quería tenerla, otra verla y la tercera me arriesgo porque sus actrices me gustan mucho. Vuelvo a casa y me digo: “voy a colgar un post”. Me pongo una cervecita, 100 gramos de aperitivo japonés… y en eso estamos.
5 Comments:
Espero que el aperitivo japonés sea el de Frutos Secos El Rincón...
Ciao.
¿Pero ése no es el que pica un huevo? Ideal para inocentadas.
A anónimo (¿puedo sospechar quién eres?): son los de un puesto del Mercado Central, que resultan más asequibles y además venden turrón de saldo once meses al año.
A Rick: pican un huevo, pero el otro lo tengo... ¡superfreso, señora!
La experiencia de crear un post con una cervecita de por medio es una maravilla. Prueba a crear alguno medio pedo y ya veras....
Ya lo he probado. Prueba tú a ver una película infumable "fumado". ¡Gana mucho!
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