miércoles, septiembre 20, 2006

“Mi país”


Ni los gobiernos ni la sociedad: las minorías pasan a ser relevantes cuando el Mercado las sitúa en su punto de mira. Y cuando su máxima expresión, la publicidad, pretende reclutarlas para el consumo masivo, es que ya suponen una realidad lo suficientemente amplia y asentada en las fronteras que las acogen como para hacerse con el negocio que antaño –y aún ahora, claro- resultaba gestionado por compatriotas con impulso empresarial.

En plena “crisis” migratoria, cuando los políticos y sus votantes discuten la viablilidad de un país multicultural e interracial de facto, la operadora Vodafone quiere desbancar a los locutorios de barrio, que han crecido como setas en el último lustro, ofertando un contrato exclusivo para que los inmigrantes de diversas nacionalidades puedan hablar a un coste asequible con sus familiares no migrados. Adjuntan a la promoción un teléfono de última generación tirado de precio.

El caso es que, si mi memoria no me traiciona, esta es la primera campaña publicitaria a nivel nacional que una gran empresa española dirige a este grupo social hasta ahora ignorado por los grandes vehículos promocionales. Sucedió en los sesenta con los negros estadounidenses y en los setenta y ochenta con las mujeres europeas. Ahora (y si bien desconozco esta situación en otros países de la C.E.) le toca a los “nuevos españoles”. Los spots televisivos ya no son sólo para los castellanos viejos (y otras tribus de veterana raigambre en la piel de toro), sino para esos a los que hasta ahora veíamos sólo como extranjeros. Los “parias” de la economía de mercado, independientemente de su raza, religión o sexo, han sido incorporados al tren de las mercancías cuando el Gran Capital lo ha creído oportuno; rara vez ha sido antes… Entonces es cuando llega la apisonadora de la “igualdad”.

Habrá que ver si en esta “desleal” competencia al pequeño empresario local, Vodafone incluye a las llamadas el envío de faxes, el remite de moneda, la venta de productos de alimentación y la charla a la fresca frente a la puerta del locutorio. Mientras, yo voy tan pancho con mi tarjeta de prepago (de la que el Gobierno quiere saber todo; y mi operadora tan contenta de poder traficar con mis datos…).

PS: igual era para celebrarlo que mis vecinos peruanos se han ehado un polvete. Con la ventana abierta y la luz encendida, para que no hubiera duda alguna de que también son cariñosos. Si yo fuera ella, no sonreiría tanto después de un “mete y saca” tan fugaz… Otro día, y si me lo pedís en comandita, os cuento la tradición que hay en mi barrio de follar a la vista de todos (en verano, claro).

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡Qué envidia de vecindario! En mis tiempos de "voyeur" el mejor hallazgo fue divisar a una tierna adolescente disfrutando de unos frotamientos con una almohada.

5:32 p. m.  
Blogger El crítico de Zaragoza said...

Hay que ver cómo sois: cuatro párrafos intentando desbarrar sobre sociología, y sólo comentas el post-scriptum guarrete. Por cierto: eso de en tus tiempos de voyeur no quiere decir que lo has dejado, sino que ahora no tienes oportunidad de practicarlo, ¿verdad?

6:36 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Le dediqué muchas horas algunos remotos veranos, y desgraciadamente pude comprobar que los tíos son mucho menos pudorosos que las féminas a la hora de pasearse en bolas por la casa, y eso no hay vocación que lo resista...

1:19 a. m.  
Blogger JACAM said...

Joder, el proximo verano montas una cena de bloggers con la ventana abierta a ver si se une alguna y.........

8:27 p. m.  
Blogger El crítico de Zaragoza said...

El otro día me tocó a mí estar "dale que te pego", pero ella bajó la persiana... ¡Qué insolaridad con sus vecinos!

2:50 p. m.  
Blogger El crítico de Zaragoza said...

Por cierto: me recuerda que hace algunos años presté a un amigo mi casa para echar un polvo mañanero (yo me iba a currar)con una desconocida que se había ligado esa misma noche de juerga (que yo me largué antes...)Me la presentó, le di dos besos a ella y las llaves a él. Cuando vino a devolvérmelas, me dijo que a la chica aquella (que no volvió a ver) no le gustaba que los desconocidos le besasen en la mejilla (!) ¡Coño, pues la próxima vez me la follo yo también y así no la molesto tanto, no?

2:55 p. m.  
Blogger JACAM said...

Las rarezas de las feminas no tienen limite.... hay que joderse....

2:56 p. m.  

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