jueves, octubre 22, 2009

Saw X


Resulta que íbamos a ver Saw VI y los censores (¡sí, los hay!) del Ministerio de Cultura cambian el número romano con la restrictiva calificación X porque la película hace "apología de la violencia", uno de los supuestos que alberga la ley de 1982 (!). Lo que todos los fans de una saga en franco declive argumental, que ha mantenido las expectativas recaudatorias por encima del perdido prestigio de las dos primeras entregas, se preguntan es qué perciben los responsables de tal medida que no hayamos visto los demás en los cinco títulos predecesores o en muchos de los estrenos (no exclusivamente del género) que llegan a nuestras salas comerciales. O, ya puestos, que no hayan notado en los EE. UU., muchísimo más severos que Europa en general, y España en particular, a la hora de defender su conservadurismo y mojigatería.

Mientras, Buenavista guarda las copias a estrenar en un almacén y se lanza a la vía del recurso a la espera de que el interés que ha levantado la medida no lleve a los aficionados a quemar la película en Internet antes de que ésta llegue a las salas con retraso. Porque no es ya que la decisión afecte a su comercialidad (ningún menor de 18 años, parte importante de su público potencial, podría acceder a su visionado en cines); es que ante la falta de salas específicas (tan sólo ocho permanecen abiertas en nuestro país) para proyectar cine X, se ha declarado la prohibición casi absoluta de una película en su medio natural de transmisión: el patio de butacas.

A lo mejor es que va siendo hora de revisar ciertas leyes del pasado siglo para que luego los jueces no vayan por ahí secuestrando planchas y otras cosas obsoletas en el XXI...

PS: la primera vez que vi "Garganta profunda" fue en la Filmoteca de Zaragoza, que entonces ocupaba parte del horario de una sala comercial propiedad de una empresa privada. ¿Al ser un ciclo de cine ofertado por un ente cultural municipal se le exoneraba de buscar una sala habilitada para la proyección de cintas clasificadas X?

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sábado, octubre 10, 2009

Negocio tridimensional


Los fabricantes de televisiones están contentos con la tecnología 3D. Hace décadas, el cine era un espectáculo de masas, incluso tras la llegada de la televisión y su posterior uso generalizado, porque era asequible. Tras el acontecimiento de los grandes estrenos, existían los cines de barrio, los reestrenos, las sesiones contínuas y una retahíla de precios que se adjudicaban a las diversas entradas disponibles. Ahora, ir al cine siempre es caro, independientemente de la calidad de la película, y aún más si invitamos a la pareja o familia y nuestra generosidad se extiende a los consabidos palomitas y refresco. ¡Qué coño: es caro aunque vayas solo y no consumas porquerías! Así que nos quedaba la televisión.

Todos hemos conocido las televisiones que han aguantado en casa 20 años o más. Cambiábamos cuando no quedaba otra o porque nos queríamos dar un capricho. Pero si el viejo aparato funcionaba, acababa en otra estancia del hogar hasta que reventase. Eso, naturalmente, no era negocio. Negocio era hacerte comprar el dvd, luego el HD-DVD y finalmente el Blu-Ray en cuestión de un lustro y sin la seguridad de que ahí acabases de gastar en productos obsoletos a cortísimo plazo.

De tal manera que, de repente, la TDT era imprescindible. Si no queríamos tirar las teles a la basura, debíamos comprar un codificador (varios, si no queríamos dejar los antigüos receptores en un "punto limpio") para disfrutar de una nueva era de prodigios técnicos y riqueza de contenidos que aún brillan por su ausencia o mal uso.

Pero eso no era suficiente: había que comprarse televisiones planas, que era lo cool: ¿plasma o LCD? Luego, vino la necesidad (el ciudadano lo reclamaba antes que salir de la crisis económica, por lo visto) de imponer por Decreto ley la tv de pago, con lo que comenzábamos a asignar a los receptores la carrera impuesta a los formatos de reproducción. Lo comprado hace meses, barato o caro, quedaba viejo si querías disfrutar de contenidos de calidad (?) bajo pago. El PPV, ya existente, pero no con tal descaro, avanzará en los canales hasta ahora destinados a la teletienda, generando dos clases sociales que vean la televisión: los ricos con su fútbol, su cine y demás contenidos de calidad; y los pobres con su prensa rosa y amarilla y los culebrones.

¡No se vayan, amigos, que aún hay más! A medio plazo llegarán los programas 3D y, entonces, los que compramos LCD´s de 50" con lector de tarjetas (aunque jamás fuésemos a usarlas) también estaremos en el rango de pobretones que accederán a la televisión de calidad baja. ¿Y quién nos dice que ahí quedará la cosa? La televisón, finalmente, será otro artículo de lujo (como hace décadas) y su disfrute distinguido a las clases altas o a quien esté dispuesto a endeudarse para satisfacer los bolsillos de los poderosos.

La televisión no es la última frontera (¿cuándo, antes del €uro, hemos pagado 2.000 pesetas por una edición de bolsillo? ¿Cuándo, antes de la UE y la SGAE, hemos hablado de acceder a las bibliotecas públicas so pena de pago?), pero, hoy por hoy, es una de las más evidentes de que nos dejamos timar.

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viernes, octubre 09, 2009

Nobeles... muy alternativos


Hace tiempo que, en ciertas categorías (las no científicas, vamos), a la Academia sueca se le va la pinza. Hace un par de días nos enterábamos de que a Philip Roth le ninguneaban una convocatoria más. Hoy, la noticia del día es que al flamante "Black" Obama le han otorgado el galardón de la Paz. Y si bien el presidente estadounidense es digno de elogio y, seguramente, lo será de coleccionar merecidísimos premios a lo largo de su trayectoria política y personal, parece excesivo regalarle tal honor antes de haber cumplido siquiera un año de mandato. El Nobel de Literatura otorgado a Churchill ya tiene compañero de polémica... justificada.

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sábado, octubre 03, 2009

"Esto no es un solar..." (bola 4)


...Y aunque lo sea, que no lo parezca. La iniciativa consiste en adornar los solares del casco viejo zaragozano para que a éste no lo imaginemos acosado por la desidia y la especulación. En algunos casos, además de pintar, en verde ecologista, una bola numerada y el lema que encabeza esta entrada, se ocupa el espacio con alternativas que alegran la vista y dinamizan la vida cotidiana (como el vivero de la calle de San Blas). En algunos, que no en todos...

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