Movilidad

Derechos. Derechos que, en teoría, nos defiende una Constitución que según los grandes partidos ha de quedar incólume al tiempo que soporta otros envites. ¿Qué más da lo que se ha deshecho ya si se niega la mayor? La España del AVE no sólo arrincona el asequible ferrocarril convencional (y maltrecho), sino que favorece la adquisición de billetes exclusivos adquiridos en las grandes capitales y en detrimento de las ciudades intermedias (ej.: Zaragoza). No importa: siempre se puede compartir coche, a mucho menos de la mitad de velocidad, para ir de un sitio a otro. Además: no nos llega para irnos de vacaciones…

La España del ladrillo no entiende de viviendas dignas a precios asequibles (caro significa SOBREVALORADO). O pagas renta eterna o hipoteca lejana. Si quieres ser propietario, cuando tus hijos vivan de alquiler con tus nietos, tú aún no habrás abonado lo que le debías al banco cuando aún no eras padre. Si (y si te hipotecas a 30 ó 40 años es que no te puedes permitir un piso de lujo) además tu barrio se degrada, cargarás con el mochuelo: nadie querrá comprarte o lo hará obligándote (casi o sin casi) a perder dinero. Te tienes que quedar en tu casa hasta que mueras. Y olvídate de salir los fines de semana…

Un país de trabajo precario, sueldo ridículo, escasa formación y que encadena trabajos temporales te impide hacer otra cosa que esclavizarte sin derecho de réplica al explotador, todo para (intentar) pagar una casa que no es tuya (del rentista o del banco). Quieto en tu posición social. Así no das mal.

Si no quieres verte ahogado por las facturas, compartes vida. Quizás te cases (también te puedes divorciar; y ya sabemos que seguirás pagando pero que nada será tuyo: la miseria aborda a la clase media masculina, que ya busca campings de caravanas para subsistir). Sé un ciudadano ejemplar: hipoteca tu vida amorosa y laboral; hipoteca tu casa y tu ocio. ¡No te muevas!

Ni trabajo, ni vivienda dignos. Ni derecho a viajar ni a repartir con equidad los restos de una relación que no salió bien. Esa es la España que tienen y les espera a todos los niños y niñas, independientemente de su adscripcción política, de hoy y próximamente. Derechos inalienables que nuestra Carta Magna es incapaz de prestarnos, gracias a los políticos y sus dueños…