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Sigo en mi plan de cambiar de vida. Hoy le ha tocado el turno a una decisión relativamente reciente pero pospuesta por la pereza a la que te abocan las costumbres: he cambiado el Sabeco por el Mercadona. Sé que no es una noticia de portada, pero es mi blog y escribo lo que me da la gana. Más espacio, más género, más personal, más refrigeración y precios sensiblemente más económicos. Ir al Sabeco de mi barrio era, desde hace un tiempo, como ir al DIA: desde que se han cambiado de local la luz es más mortecina, te da la sensación de que los reponedores están en huelga indefinida, siempre coinciden mi horario y ruta de compra con los de la señora que encera el suelo y a las cajeras se les ha puesto cara avinagrada -algunas ya la lucían de antes, eso sí-. Ahora Mercadona es como el mundo de Willy Wonka, lleno de colores y sabores: hoy he comido arenque ahumado y gelatina de frutas (nada más: a ver si freno la sensación de disgusto que tuve ayer cuando me vi en la tele hecho un ceporro). Pero lo mejor son las chicas: cajeras, reponedoras, comerciales, encargadas, ... Un nuevo harén de diferentes tamaños, colores (de pelo) y con la sonrisa profidén puesta. Aún no me conocen...
2 Comments:
Nunca he visto tanta gente tan fea como en el Sabeco (me refiero a trabajadores y compradores), pero no soy capaz de cambiarlo por otro.
JODER!!!!
Cuanta razón tienes, he ido alguna vez al Sabeco, por algún producto en especial, que no tenían en "Galerías" (Otros que tal....mejor no hablo).
Y el ambiente que se respira es como a "RANCIO"....
Yo no me cambio a otro , por que al que voy me pilla MUY cerca de casa, y soy muy vago.... pero tiempo al tiempo...
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